domingo, 9 de junio de 2013

Mi reencuentro con el tiempo.


Estaba sentado en mi escritorio, era temprano, no había mirado el despertador, pero era tarde para ver la noche en su esplendor, no veía todavía la luz del sol. Sonaba en el viejo tocadiscos una bella canción de bossanova, creo recordar que era Tom Jobim, la aguja había sido cambiada unas cuantas veces, había raspado ese disco unas centenas. Como un milagro que nadie se esperaba el sol empezó a salir,  los tonos ocres fueron pasando a rojizos. Apareció sin previo aviso, reconociendo su poderío,  su verdadera naturaleza toda poderosa, con esa visión cada segundo se iba parando, cada minuto era un siglo, cada hora una eternidad. El tiempo no pasaba, esa locura absurda de la mediciones humanas, recostado en el sillón con la única compañía de una taza de té con limón , el aroma del incienso,  el viejo tocadiscos y una bella vista. Vi pasar la belleza que me dio la naturaleza, sin más reloj que el otorgado al hombre.