domingo, 7 de mayo de 2017

Mama












Recuerdas aquella canción de cuna, aquella que sonaba en la lejanía, en los brazos, en la cuna. Hoy la escucho en mi cabeza, ha sido repetida y versionada por sílabas certeras, enriquecida con ripios, algunas con palabras cercanas que acurrucaban al durmiente. Es suave la melodía, aunque no quiera dormirme, me motiva cuando estoy triste, la canción vuelve como alivio al alma. Los sonidos sonaban, no recuerdo si por fandangos o por alegrías, en un escenario grande con aullidos pequeños, los aplausos llegaban. Aunque las nanas si se cantan con amor no importan de tono, timbre o ritmo. 


-Mamá te quiero - dije gritando al vacío, te abracé en la soledad de mi pensamiento, el miedo, si, el absurdo miedo, sentía dolor por no pronunciar, por no decirte todos los días que te quería. Ese nudo en la garganta que nos hace tropezar, que nos hiere irremediablemente y que nos hace más vulnerables. El miedo es el más incapacitante de las emociones, al valiente le hace temeroso, al bueno despiadado y al amado se le hace el olvido. Como el movimiento del mar todo sucede sin darte cuenta, mientras la imperceptible marea sube el agua.


No es buen corazón es simple misericordia. Lo pasado pasó, y el presente está abierto para aquellos que quieren vencer la adversidad. No somos otra cosa que recuerdos moldeados que no tienen color. Nunca te vi sufrir, nunca te vi rendirte, nunca te vi desfallecer, nunca vi que aflojaras el pulso, nunca te vi llorar aunque en lo más profundo de tu corazón estuvieras desolada. 



Canciones a mi abuela, Isabella.

Un rotulador de color blanco
que es de color naranja como
los corazones son rojos expresan
el amor que te tengo abuela.

Salen las luces al puerto
en la luz de mi cariño.
Las flores salen.
Abuela te quiero.


Isabella y papa.